El símbolo

Un símbolo es un recurso literario por el cual una palabra sugiere un significado distinto del propio. Un símbolo es, por tanto, un uso especial de una palabra (también puede ser un objeto) que consiste en utilizarla con un significado distinto al habitual, gracias a una asociación que se produce entre estos dos significados -el habitual y el simbólico. Por ejemplo: “la balanza” simboliza “la justicia”. Una balanza tiene un significado habitual (‘aparato para pesar objetos’); su uso tiene el carácter de precisión, equilibrio entre las partes, imparcialidad, de ahí que por asociación se vincule a “la justicia”. Como vemos, las palabras tienen un significado directo que todos compartimos, pero también pueden tener un significado o unos significados que se asocian a esa palabra. Esta asociación puede ser obvia, como vincular “la tristeza” con “la lluvia”, “la alegría” con “el sol”, etc.; o más elaborada: como en el caso del “color verde” en la poesía de Lorca, que se asocia a “la muerte” y a “la frustración erótica”.  

  
 
Mar esmeralda, Albert Bierstadt
Como decimos, la asociación entre una palabra y un nuevo significado de esa palabra puede ser obvio y más o menos compartido por todos los hablantes (“la   paloma” es un símbolo de “la paz”), sin embargo, en   literatura es muy frecuente que dicho vínculo no sea   tan claro y haya que recurrir al contexto en el que   aparece el símbolo o al conjunto de la obra del autor  para desentrañar su significado. Un ejemplo de uso particular de un símbolo, en este caso “un buitre”, lo tenemos en estos versos de Unamuno: 


                  
   
                                                        Ese buitre voraz de ceño torvo
                                                        que me devora las entrañas fiero
                                                        y es mi único y constante compañero
                                                        labra mis penas con su pico corvo. 

A simple vista observamos que el “buitre” que le roe las entrañas al poeta es símbolo de una obsesión angustiosa que le martiriza. Pero debemos conocer la biografía y las preocupaciones fundamentales de Unamuno para saber que esa angustia tiene que ver con el miedo a la muerte y su anhelo de vida eterna.

Además, en muchas ocasiones, esa vinculación entre palabra y nuevo significado no es del todo clara y perceptible, sino que solo puede ser intuida o vislumbrada y nunca se perciben o comprenden en su totalidad los significados que se activan. 

Incluso es posible que la asociación con el significado simbólico sea percibida de forma subliminal (sin tener conciencia de ello), de forma misteriosa y oculta, dirigiéndose únicamente a la parte irracional, inconsciente del ser humano. Por esa capacidad de tocar lo más recóndito, emocional y esencial de nuestras mentes son tan utilizados por las religiones. Sin salir del ámbito cristiano recordemos símbolos como el agua del bautismo, el alimento -pan y vino- de la comunión, la luz en las iglesias, el fuego de las velas… Estos símbolos, más que provocar nuevos significados en el receptor, pretenden crear emociones, sentimientos, sensaciones…

Primavera, Alfons Mucha

Este tipo de símbolos fue muy utilizado en la poesía europea de finales del siglo XIX y principios del XX. Es el movimiento conocido como Simbolismo. Se suele asociar su arranque con el poeta francés Charles Baudelaire y su obra Las flores del mal. En España tuvo dos grandes cultivadores en Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado. Estos poetas buscaban expresar sus estados anímicos (tristeza, amor, plenitud, hastío, acabamiento…) y como estos eran abstracciones, ideas sin realidad material, utilizaron símbolos para darles cuerpo y materialidad a sus sentimientos y así poder transmitirlos estéticamente. No podemos contemplar el amor, la belleza, la pena o la plenitud, pero sí podemos, a través de los símbolos, hacerlos presentes por medio de realidades perceptibles por los sentidos. Así, el símbolo hace presente lo ausente, le da forma a lo que solo es un sentimiento.

Veámoslo a través de un breve poema de Antonio Machado perteneciente a su obra Soledades, galerías y otros poemas (1907).

                Las ascuas de un crepúsculo morado

                detrás del negro cipresal humean...

                En la glorieta en sombra está la fuente

                con su alado y desnudo Amor de piedra,

                que sueña mudo. En la marmórea taza

                reposa el agua muerta.


Es un poema breve pero cargado de significado. Describe un momento del día -el atardecer o crepúsculo- en un espacio característicos de los modernistas -el parque. Dentro del parque el poeta se centra en una glorieta con una fuente en la que hay un escultura de Cupido ("el desnudo Amor de piedra") y en la que el agua permanece en reposo, sin moverse. A partir de estos elementos de la realidad, Machado va a transmitirnos su estado anímico. Para ello va a dotar a todos estos componentes de un valor simbólico. Analicémoslos:

       -El crepúsculo o atardecer es el momento en el que muere el día. En el que la vitalidad desaparece y se anuncia la noche.
       -El ascua es una brasa que arde pero sin dar llama y se utiliza por su parecido con el color rojizo del cielo en el atardecer; su valor simbólico estriba en la idea de que hubo vida, fuerza, vigor (las llamas) pero ahora ya no.
       -El ciprés es el árbol típico de los cementerios; de nuevo la idea de muerte y acabamiento.
       -El color negro y el humo remiten de nuevo a la noche y el fin de algo que existió.
       -El Amor es de piedra; la piedra no tiene vida ni siente.
     -El mármol de la taza de la fuente remite al material de muchas tumbas y lápidas, así como vuelve a incidir en lo mineral e insensible.
      -Por fin, el agua, que suele simbolizar la vida y la regeneración, aparece en reposo, muerta, sin vida.

Es ahora cuando comprenderemos el poema en todo su sentido. El poeta pasea por un parque y nos describe lo que ve, pero en realidad nos está hablando de su mundo interior, un mundo en el que se haya ausente el amor y en el que todo está abocado a desaparecer. A través de los símbolos consigue dar forma a sus sentimientos y transmitírnoslos.

BIBLIOGRAFÍA: -Bousoño, Carlos, Teoría de la expresión poética. -Estébanez Calderón, Demetrio, Diccionario de términos literarios.

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